viernes, 14 de agosto de 2009




La 1a fotografía: un énsayo de tapiz mío en confección. Foto mía.
La 2a foto: Tonoh. Foto mía
La 3º foto: M en estudio y tejiendo un xarilogko masculino. Foto mía.

Parece un asunto simple el de los diseños en el wixal. Quienes compran los productos que se venden, a lo más aprecian su hermosura. Se debe considerar, también, que las ñimikafe por lograr la venta de sus productos – en general – han optado por realizar los más sencillos.

Desde mi punto de vista, la complejidad del uso de las técnicas de urdido y de laboreo está relacionada – íntimamente – con la significancia de quien las solicita; por lo tanto, con el uso que se le dará a los objetos confeccionados. Entiendo que los objetos que se venden al público no mapuche no responden a un pedido, de modo que quien los ha hecho los realiza con el propósito de agradar al posible cliente. No existe en esos tejidos la carga emocional que significa uno que ha sido pedido para determinado fin. Me refiero, por ejemplo, al “xariwe de Loreto” o cualquier otra “prenda” que se solicite con el propósito de significar pertenencia; independientemente del ámbito en que quiera significar el solicitante.

Me explico desde la persona que solicita y el significado que quiere mostrar a la comunidad que pertenece. Cuando Loreto me pidió le confeccionara su xariwe tuve en consideración que: somos parientes, es mujer, es joven, pertenece a un Hogar de estudiantes mapuche, tiene proyectos, pertenecemos al mismo lof y queremos aportar al desarrollo de la organización comunitaria y de todo lo mapuche. Por ello, coloqué en ese xariwe los diseños que históricamente las tejedoras antiguas de esta zona del Wajmapu han realizado para la mujer. Lo mío estuvo en incluir en ese xariwe una muestra parcial de variantes para el mismo diseño. Lo considero un regalo especial para la solicitante, pues me une a ella un aprecio particular.

Antes de referirme a los diseños o los dibujos, debo decir que existen 3 modos de urdir el wixal:

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