jueves, 24 de marzo de 2011

ALAN PAILLAN


Vino desde la capital para ofrecernos su libro “Kutral” y creaciones musicales. La propuesta de Alan me lleva a los muchos años vividos en una gran ciudad, a la nostalgia de los que algún día dejaron la tierra y se quedaron entre el cemento y… ahora, ya no queda otra que seguir con los hijos y nietos nacidos, con el marido o la esposa chilena, con el eterno buscar la vida entre los asalariados que soñó y detesta ser.

Santiago es una ciudad fuera de todo equilibrio. Allí, el mapuche, ido de su lof, ha encontrado lo inimaginable… Allí, uno ha podido ver gente viviendo tirada por las calles, allí ha visto miseria, abandono… El lof ciertamente no es un paraíso, sino otro modo de vivir. Allá la gente se atropella; acá, se saludan.

Aunque su experiencia y su propuesta poética no está centrada en la realidad de los inmigrantes, sino en el espacio mismo del Santiasco – según leí alguna vez a David –, en los textos y sobre todo en las imágenes, se me aparece el sitio aquel del cual todo mapuche exiliado quiere partir.

Así fue la estadía de Alan en mi/nuestro Saltapura, tranquila, silenciosa y claramente visible. Por la noche estuvo largo tiempo escuchando las rancheras de mi hermano viejo y las conversaciones de otro tiempo que no volverá.

Fotografía: Germán Correa

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