lunes, 5 de septiembre de 2011

SALTAPURA LOF

Este relato lo escribo para mis sobrinos y sobrinas, basándome en lo que me contaron algunos de nuestros mayores: sus abuelos y algunos tíos abuelos(1).

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Imagen: Bosque nativo. Saltapura, feb 2008. Fotografía: Erwin Quintupill

Como saben ustedes crecí en el lof Saltapura – legalmente se llama Martín Catrileo –. ¿Por qué se llama Saltapura, le pregunté en una ocasión a mi mamá(2). Fue por un malón, me respondió. Hubo una pelea grande con gente de más al norte, de Wigkul, cerca de Almagro(3). Fue por un problema con un ladrón. Uno que era de allá, de Wigkul, y que llegó por acá para emplearse de mozo o algo así. Entonces, a ese hombre joven lo mataron aquí, en Saltapura, porque era ladrón.

Mi mamá omitió algunos detalles, como es usual cuando cualquier persona narra una historia o relato, por olvido. Sin embargo, esta historia también se la escuché a mi papá(4), a mi tío Remigio Licanleo y a mi tío Pablo Quintupill Lienleo, en diferentes épocas. Alguna vez mi tía Dominga Quintupill Lienleo me comentó brevemente el hecho de los huesos amontonados, allá en el rincón sur de Saltapura. Esto habrá sido por el año 1996, creo. Ella lo que me dijo fue, más o menos, así: “¡Uy, debe dar miedo ir para allá, para ese rincón! Ahí tienen que estar los huesos de ese hombre todavía”. Pienso que ella estaba segura de que ello no podía ser, dada la enorme cantidad de años transcurridos en que acontecieron aquellos hechos; sin embargo, las imágenes del relato aún la impresionaban.

Mi tío Remigio Licanleo, me contó que su papá(5) era joven, un adolescente probablemente cuando ocurrieron los hechos, y que participó en ellos. Decía el tío Remigio – cuando lo visité en enero de 2008 – que ese hombre tenía la costumbre de robar y que le habían advertido respecto a que no siguiera con eso; pero que él no dejó de hacerlo. Robaba animales y molestaba con aquello. Entonces, esta gente, los viejos de esa época, consultaron con el logko de nuevo y como ya se había tomado una decisión acá y ese hombre no hacía caso, se fueron a otra instancia mayor. Ahí el tío Remigio me habló del aijarewe, esa junta de logko que funcionaba cuando los casos no podían ser resueltos en el ámbito local(6). Allí, se presentó la situación que preocupaba y habiendo hecho análisis de todo lo realizado a la fecha, sin resultados, decidieron que el hombre debía ser muerto. Idearon tenderle una trampa y así fue como se le acercó alguien para decirle de unos animales, como para darle un dato. El otro creyó en el engaño, y así fue como lo tomaron cometiendo el robo. Dicen que él pidió perdón; pero, no lo escucharon, porque eso ya había ocurrido antes y no había cambiado; además que ahora había una decisión mayor e inapelable. Mi papá contaba que lo pasaron por aquí(7) y que el hombre gritaba y lloraba pidiendo que lo perdonaran, porque se dio cuenta que la cosa era grave, dijo mi tío Remigio en esa ocasión. Lo llevaron al fondo, allá por donde tiene casa Tercero(8) y ahí lo colgaron. Tiraron un lazo hacia arriba y de una rama lo colgaron. El cuerpo lo dejaron ahí mismo, nadie lo bajó. Dicen que se fue descomponiendo hasta quedar los puros huesos. Ahí estaba el montón de hueso después, se contaba, bajo el árbol.

Mi mamá me dijo que los de Wigkul echaron de menos a su pariente, porque pasó el tiempo y no volvió donde ellos. Hicieron consultas, pero nada supieron; sin embargo, supusieron que algo le había ocurrido por acá, supusieron que lo habían muerto la gente de acá. Así que decidieron hacer malon.

¿Cómo se llamaría antes de llamarse Saltapura nuestro lof?, le pregunté – un día – a mi tía Zoila Huilipan(9). No sé, me respondió ella. Nadie me ha podido responder esta pregunta.


Imagen: Hojarasca. Saltapura, feb 2008. Fotografía Erwin Quintupill

“El malón era con el fin de buscar lo que tenían, hasta las mujeres. Eso pretendían con el malón, porque ellos pensaban que a ese ladrón lo habían matado los de acá”, me dijo mi papá, en octubre de 1994, dos meses antes de fallecer.

Todos los mayores contaban que los de acá sabían que se venía el malon y que por eso fueron a consultar acerca de cómo habría de ocurrir. Mi papá me dijo que consultaron un brujo, por allá cerca de Pukulon. Mi mamá decía lo mismo. Yo, supongo que se trató de un maci. Allá les pidieron un huérfano para sacrificarlo y de ese modo tuvieran newen para ganar la pelea. Me dijeron que había un adolescente que estaba como mozo por acá, un paraway – decía mi mamá –, o sea, uno abandonado, sin padres, de otro lugar, errante. A ese lo entregaron para que lo sacrificaran. “El brujo ese anunció que iba a pasar un venado con un aro de oro, era la señal de que ganarían la guerra”, decía mi papá; pero, mi mamá también agregaba que del venado saldría una respiración parecida a una niebla, para que los de Wigkul se confundieran y se perdieran en el terreno ajeno(10).

El cordón montañoso que está al oeste de Saltapura, en ese tiempo estaba poblado de árboles nativos. Era un bosque espeso, con grandes robles. En el xayen(11) o cerca de él, según mi papá, los hombres más jóvenes se subían a los robles para vigilar el norte, pretendiendo ver a los de Wigkul cuando se acercaran(12). Y así ocurrió.

Entonces, los esperaron y retrocedieron un poco al sur, hasta lo que ahora es Nohualhue (Nowalwe). Hasta allá fueron a dar, peleando. “Nowalwe quiere decir que no hallaban qué hacer los que estaban peleando, que estaban desesperados, como muriendo. Hasta allí llegó la pelea…”, me decía mi papá. En otra ocasión me había dicho que la lucha intensa había dejado sangre por todas partes, que quedó gente herida entre el bosque. Fue en ese lugar donde se apareció el venado con el aro de oro en su oreja y echando una niebla por su nariz. Así fue como los de Wigkul empezaron a perder y tuvieron que retroceder. Sin embargo, la pelea no paraba y cerca de donde vivimos, en lo que se llama Reyke (Reqge)(14) fue tomado preso Kvrvfan, el logko que venía a cargo de los de Wigkul, mientras intentaba retroceder hacia el norte.

“Pelearon ahí en la loma del roble diweñero(14), frente de donde vive la Rosario”(15), decía mi papá. “En el diweñero mataron al lonko Kvrvfan”.


Imagen: El diweñero. Reyke, junio 1994. Fotografía: Erwin Quintupill

"Cumtuymi am kay Kvrvfan em?
Reqgece gemean pirkefuymi
Fewla kayga paylalepatuymi
Welu topapalaymi
Xanalepatuymi".

"¿Qué te hiciste Kvrvfan?
Iré a buscar gente esclava decías
Ahora estás de espaldas aquí
Pero no fuiste capaz
Estás botado ahí".


“Así cantaban las viejas, y bailaban contentas cuando murió Kvrvfan. Eso fue ahí, junto al árbol diweñero de donde lo colgaron”.

La pelea, a pesar del apresamiento y muerte de Kvrvfan, continuó y fue total en lo que ahora se conoce como el lof Weycawe (Hueychahue), inmediatamente al norte del actual Saltapura; pero, terminó definitivamente en Wixamalal (Huitramalal). Wixamalal está en el límite norte del actual Weycawe, un poco más allá del sitio en que se construyó el gijatuwe en abril de 2010, justo donde el estero cruza con el camino público.


Imagen: Kelvmamvj (Arrayán). Saltapura, feb 2008. Fotografía: Erwin Quintupill

Por eso, el nombre de algunos de estos lugares. Nowalwe, porque allí la pelea fue intensa, desesperada; Reqge, porque allí apresaron y mataron a Kvrvfan; Weycawe, porque allí la guerra fue total; y, Wixamalal(16), porque allí se finalizó la pelea o malon. Y, Saltapura, ¿por qué?. Porque quedó puro, dicen; porque en este lugar no pelearon. La pelea pasó por el lado, aunque este también era territorio involucrado. Pero, Saltapura, entonces está en castellano, le dije una vez a mi mamá. Sí, me dijo ella; pero, no sé por qué.

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Y, ¿por qué – legalmente – se llama Martin Catrileo? Por que ese es el nombre que le dieron los agrimensores de la Comisión Radicadora al que en ese momento hacía de logko entre nuestros viejos.

Martin Catrileo, se llamaba Kaxvlew(17), y fue hijo del viejo Ñankulew(18) y hermano menor de los weycafe Rupaylew y Ligkolew. Se cuenta que él acompañó a su padre a la conversación que hubo con el ejército en que se decidió terminar con la guerra. Ese parlamento fue citado por el logko Juan de Dios Neculman, de Boroa, y acudieron los diferentes aijarewe que estaban bajo su jurisdicción. Se cuenta que el viejo Ñankulew no quería terminar la guerra, lo mismo que muchos otros logko. Recuerden que el viejo Ñankulew había perdido a su hijo Ligkolew y a otros parientes en esa guerra.

Fue Kaxvlew (Martín Catrileo), su hijo menor quien lo persuadió de firmar la paz. Asumo que Martín Catrileo gustaba de lo chileno o simpatizaba de ellos, porque habría argumentado que “no sólo cosa mala trae el chileno” y suponía que en poco tiempo más se habrían de mezclar con ellos en matrimonio, lo que en efecto ocurrió.

Abril de 2011.

Notas:
(1) En la “Historia del Pueblo Mapuche”, de José Bengoa (LOM Ediciones, 6ª edición corregida, 2000), aparece este relato en la versión de mi abuela Angela Lienleo (madre de mi mamá Carmela Ñancupil Lienleo). Pueden leerlo a partir de la página 117. Bengoa dice que nuestra “Mamita” – así le llamábamos – es de Huillío, que en ese entonces tendría más de 90 años y que no hablaba castellano.

Probablemente, se encontró con ella en casa de nuestros parientes Curihuentro que viven en Huilío (Comuna de Freire, IX Región), quienes también fueron entrevistados por Bengoa. De hecho hay una cita al pie de página que atribuye la traducción del relato al castellano a Mario Curihuentro (sobrino nieto de Mamita). Que yo sepa – el historiador – jamás ha estado en Saltapura.

En la transcripción que se publica allí, se habla de la muerte de un Coñoepan, cuando en realidad debe decir Kvrvfan. Todos nosotros, los que conocemos ese hecho, sabemos que quien venía al mando de los de Wigkul se llamaba así. Sin embargo, suele ocurrir que al hacer el trabajo de transcribir lo grabado al papel, surgen estos problemas. Los investigadores al no conocer el mapuzugun, involuntariamente – creo – incurren en este tipo de errores.

(2) Carmela Ñancupil Lienleo (1911-1995), mi mamá, hija de Angela Lienleo y de Ignacio Ñancupil, nieta de Lienlew (Juan Lienleo), bisnieta de Kaxvlew (Martín Catrileo) y tataranieta del viejo Ñankulew, todo esto por el lado de su madre.

(3) Villa Almagro, pequeño caserío ubicado en la ribera sur del río Imperial. Se ubica, más o menos a 4 km al sur de Nueva Imperial.

(4) Juan Bautista Raguileo Lincopil (1913-1995), hijo de Weycalew, nieto de Ragilew (José Raguileo), bisnieto de Kaxvlew (Martín Catrileo) y tataranieto del viejo Ñankulew.

(5) Benito Licanleo (fallecido en 1960), papá de Remigio, Maximiliano, Nolberto, Isabel y otros/as.

(6) Este hecho puntual nos habla de que entre nuestros antiguos existía un sistema de justicia, el que desapareció como producto de haber perdido contra el estado chileno, en la década del 80 del siglo XIX. Posteriormente, los problemas comenzaron a ser resueltos por la justicia chilena y nuestro sistema perdió significancia y validez.

(7) El día en que me dio a conocer el relato estaba en casa de su hija Benedicta a 50 m aproximadamente de la sede comunitaria en que se ha realizado el Mingako Kultural.

(8) Juan Tercero Morales, hermano de Juan y de Aburto. Los dos últimos están fallecidos.

(9) Zoila Huilipan, esposa de mi tío Pablo Quintupill Lienleo, llegó de un lof cercano a Cholchol a vivir a Saltapura, según la tradición en que la mujer se trasladaba al lof de su fvta (marido). Ella debió ser muy joven para entonces. A la fecha, sabe mucho de Saltapura, de medicina natural y otros asuntos.

(10) Es común escuchar este detalle de la niebla como medio para confundir al enemigo. Dicen que los guerreros antiguos podían producirla a voluntad. Se habla de los de Salamanca, un grupo de weicafe que iban a un lugar secreto, “en la cordillera”, decía mi mamá, para prepararse en asuntos de guerra. Era preparación militar. Adquirían poderes casi sobrehumanos. Rupaylew y Ligkolew, la hija mayor y el hijo mayor del viejo Ñankulew, respectivamente, fueron de aquellos. Todos los mayores cuentan que Rupaylew, siendo mujer podía enfrentarse a más de un hombre al mismo tiempo. Ella estuvo a cargo de un grupo de weicafe en los tiempos de guerra contra los chilenos y sobrevivió, no así Ligkolew, que habría muerto cerca de Toltén. Lo envenenaron, cuenta mi tío Pablo Quintupill Lienleo, porque fue herido y no podía morir. Lo tuvieron prisionero y lo mataron.

(11) El xayen es una cascada pequeña, de unos dos o tres metros de alto, ubicado al noroeste de donde vive la prima Juana Ñanculeo. En ese lugar hubo un gijatuwe. Mi mamá me contó que ella asistió a más de uno. Se trataba de un guijatuwe diferente a los que vemos ahora. No se trataba de algo parecido a una cancha. Había un camino que habían hecho rozando el monte, decía mi mamá, y por él se llegaba al xayenko, en donde se hacía gijatun. Allí había como platos en la tosca. En ellos se depositaba la sangre de los animales, el muzay y otras cosas. (Tosca le decimos a cierto tipo de roca posible de encontrar en varios lugares de Saltapura y alrededores).

Perdida la guerra contra el estado chileno, el xayenko quedó al interior de un área que no fue entregado a mapuches, sino a colonos. En la actualidad, la sucesión – al parecer – arrendó el terreno a una empresa forestal, porque ha sido plantado con pinos y eucaliptos. El xayenko tenía mucho poder, contaban. Cuando fue entregado a los colonos, estos se dedicaron a explotar los árboles. En las faenas murieron varias personas, se cuenta, y la gente antigua se lo atribuye al newen del xayenko.

(12) Esto de vigilar desde lo alto de los robles también ocurrió más antes, en el tiempo de la guerra de los españoles, según un relato de mi tía Guillermina Quintupill que vive en el barrio Puchacay, de Concepción. Ella me dijo que eso le contó su papá, mi abuelo Ignacio Quintupill.

(13) Ese lugar, Reqge, ahora es parte de lo que es el lof Millacoy. Le llaman Reqge porque allí fue tomado preso Kvrvfan.



(14) El diweñero, fue un roble de koyam (hualle) que estaba al oeste de la casa de la tía Rosario, a media falda de una colina, muy cerca del camino por donde pasa la micro Nueva Imperial-Teodoro Schmidth. Murió a principios de los 90, si no me equivoco. Ahora sólo queda un resto de su tronco.

(15) Rosario Raguileo Lincopil, hermana de mi papá Juan Bautista.

(16) Wixamalal, literalmente significa cerco parado o levantado.

(17) Kaxilew: Kaxilewfv, literalmente río cortado.

(18) Ñankulew fue el padre de Martín Catrileo, el que su vez fue padre de Ragilew. Éste fue el padre de Weycalew quien engendró – entre otros – a mi papá Juan Bautista, y a nuestros tíos Martín y Anselmo (el lingüista).

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Esta historia me trae a la memoria aquellas que solía contar mi abuela Rosalía entorno al fogón, saboreando unas sopaipillas!!! cuantas veces me subí en aquel roble (el de los digüeñes).... que gratos recuerdos a traído al presente con tan hermoso relato de nuestras gente.

Saludos
Isaac

Debora Raguileo dijo...

concuerdo plenamente con Isaac... yo tambien escuche esas historia de boca de mi caw... cada historia que me ha contado me hacer viajar un poco mas a saltapura...

Vanessa Katherine Naranjo Inostroza dijo...

Gracias por este relato histórico y sus precisiones respecto a relatos oficiales de seudo historiadores. Queda demostrado que el conocimiento histórico es de la memoria de la comunidad y nunca está acabado.