sábado, 16 de marzo de 2013

ACTO CENTRAL


ACTO CENTRAL
Sábado 16

Otro asunto importante – para este Mingako – resultó ser la revisión de hechos históricos que pueden ser presentados como antecedentes que explican la situación actual. Al decir esto último me refiero a lo que el gobierno y la prensa chilenos han llamado el “conflicto mapuche”.

Me detengo para hacer una aclaración con relación al concepto conflicto y al mismo tiempo hacer notar que el modo en que empleamos el lenguaje induce a interpretaciones variadas. En otras palabras, el lenguaje sirve para comunicar lo que queremos decir, pero, también para encubrirlo; para lograr comprensión sobre nuestro discurso (lo que sostenemos) como también hacer creer algo distinto a lo que pensamos. El lenguaje da para mucho y las instituciones lo saben muy bien. Si sus funcionarios son ignorantes al respecto, serán restados a esas funciones, o también puede ocurrir que sean asesorados adecuadamente.

CONFLICTO es un fenómeno social; pero refirámonos específicamente al conflicto humano. Conflicto es un asunto que por definición incluye la participación de dos partes que se enfrentan a un desacuerdo. Se resuelve mediante negociación. Las posibilidades de resolución son muchas o -por lo menos más- de una.

Dependiendo de las habilidades con que contemos para enfrentarlo:

-         Una de las partes puede imponerse sobre el otro. Estamos en presencia de un vencedor y un vencido. En este caso, generalmente el “vencedor” actúa de modo violento.
-         Una de las partes puede ceder todos sus intereses en beneficio de la otra, motivado por temor (a perder parte de lo que ya tiene, a perder mucho, a no lograr nada material sino sólo malestar emocional, al ridículo, a ser golpeado/a físicamente y/o psicológicamente; etc.).
-         Ambas partes hacen como que el conflicto no es importante y lo mantienen en situación de congelamiento o nos hacemos los lesos. El conflicto está escondido en algún rincón de nuestras vidas carcomiendo nuestro estado de ánimo.
-         Ambas partes dialogan argumentando sus posiciones y están dispuestas a llegar a una solución que les beneficie. Ambas partes saben desde un principio que deberán ceder parte de lo suyo y que recibirán un trato semejante de la otra. Hay reciprocidad. Esta forma de enfrentar el conflicto puede buscar apoyo en una tercera parte que sea neutral, competente en resolución de conflictos y confiable para todos.

Se puede decir mucho más al respecto; sin embargo podemos observar que calificar de mapuche este conflicto es dejar fuera de toda responsabilidad a la otra parte, la chilena.

Efectivamente, en mi opinión, estamos frente a un conflicto, iniciado principalmente por el joven y tozudo Estado chileno ¿o debiera decir la joven y tozuda clase dirigente de Chile. El conflicto es chileno-mapuche, ocasionado por la invasión territorial realizada por el Estado chileno y la actitud colonizadora permanente que ha mostrado a partir de entonces.

El conflicto no fue un constructo o una creación mapuche. El conflicto se nos apareció, a pesar de que muchos líderes de ese tiempo hicieron lo posible para evitarlo. (Para enterarse mejor, ver sobre el último levantamiento mapuche).


Nosotros los mapuche no tenemos no nos caracterizamos por mostrar una conducta colonizadora, aunque hay historiadores (no mapuche) que dicen que en tiempos antiguos nuestros antepasados habrían tenido ese comportamiento, porque habrían desplazado a otros grupos humanos del territorio que ocupaban.

Admito que los humanos, manifestamos – al igual que los demás mamíferos – esa conducta de defensa del territorio y la consiguiente defensa de lo que consideramos nuestro. Sin embargo, en la llamada antigüedad era tanto el territorio de que disponían nuestros viejos y viejas que no me cabe la idea de que ellos invadieran violentamente el espacio de otros… Los relatos que hasta ahora perduran hablan de que las familias se asentaban en un lugar y se mantenían en él por un tiempo prolongado. Sin mayor antecedente, pienso que podrían mantenerse unos doscientos años aproximadamente.

¿Qué les hacía cambiar de lugar? La observación de que el sitio estaba siendo explotado más allá de su capacidad de recuperación. Los mapuche antiguos -y algunos de ahora también- entendían que con la naturaleza debía de darse una relación de reciprocidad, de modo que no se la podía utilizar al punto de generar un estado de desequilibrio irreversible. Toda la naturaleza (el suelo, el bosque, los demás animales, etc.) debían tener la oportunidad de recuperarse, de “descansar” se dice todavía. Por eso, las familias se trasladaban a otro sector y allí continuaban su existencia. No éramos nómades; pero, tampoco sedentarios.


Sobre ese conflicto se expuso y conversó en la jornada final del 7º Mingako. La actividad pudo ser fallida, no haberse realizado, porque en la víspera el peñi Héctor Nahuelpan (historiador) se enfermó y en lugar de ir a Saltapura debió buscar un médico para rehabilitarse. También ocurrió que la lamgen Eliana Pulquillanca no pudo viajar ya que su papá se agravó justo en esos días. Ella lo estaba acompañando. Me llamó en el momento en que desarrollábamos la actividad para decirme que deseaba mucho estar con nosotros, que saludara a los asistentes y que la disculpáramos. En fin, ojala haya una nueva oportunidad para todos. Si trabajamos para ello, puede ser.

Pero, Alfredo Seguel no tuvo ningún impedimento para llegar y adaptarse a la situación. “Ya lo conversé con Héctor”, me dijo cuando nos encontramos esa mañana en Nueva Imperial, mientras en Saltapura se empezaban a movilizar hacia la sede comunitaria. Las comisiones de trabajo, organizadas algo tardíamente, funcionaban bien. “No hay problema”, le respondí. Agregué que venía aprendiendo en esto del Mingako a sobreponerse sobre la marcha. Hablamos de cómo estaba organizada la jornada.

El programa consistiría en una primera parte en donde se abordarían los antecedentes históricos identitarios, después almorzaríamos todos juntos, y por la tarde continuaríamos con lo más actual (datos estadísticos sobre ocupación territorial y uso del mismo, antecedentes sobre derecho indígena y algo más). Finalmente cerraríamos con alguna intervención artística.


Imagen: Alfredo comienza su exposición.


Imagen: Público (internacional).


Imagen: Algunos tomaban apuntes. De entre las participantes del taller de dibujos en telar, hubo quienes siguieron trabajando durante el desarrollo del acto.


Imagen: Público (local).

El público escuchó atentamente. Me preocupaba el lenguaje que utilizara el expositor; pero posteriormente entendí que la información fue bien acogida. “Hay cosas que yo sabía; pero, muchas otras, no”, me contaba una de mis sobrinas días después. “Y por eso estuvo bien. Da lata que otra gente no se interese por informarse”

Este último comentario es preocupante, porque da a saber que parte de los jóvenes están insatisfechos con la actitud de “sus mayores”, esa muestra de indiferencia irresponsable.

Otro de los asistentes y con otro nivel de lectura me comentó que en la exposición hubo “profusión agotadora de elementos demasiado técnicos” y propone a cambio otra “más participativa”, de modo que los asistentes no se sitúen en la periferia sino en el centro de la actividad misma. Interesante aporte a la metodología. Habría que hilar más fino, justamente.

Como sea, quienes asistieron a la exposición mostraron agradecimiento por la temática desarrollada, por el trato y también por el formato adoptado, que incluyó almuerzo y un par de intervenciones artísticas. Recuerdo que después de haber comido, pensé que más de alguien dormitaría y no fue así. Se observaba el efecto de lo ingerido; pero, se mantuvieron en el lugar.


Imagen: Almuerzo comunitario. Ninguno de los asistentes se perdió la actividad central, porque las comisiones funcionaron bien.
Fotografía: Moli.


Imagen: Almuerzo comunitario
Fotografía: Mabel.


Imagen: Almuerzo comunitario.
Fotografía: Mabel.

Terminada la exposición de Alfredo se hizo un reconocimiento a las mujeres que asistieron al taller de dibujos en telar. Lorena y Fresia se habían ido muy temprano, porque debían trabajar, dijeron. Norma, María y Lidia no llegaron. Agradecí a Loreto y a Carina por su ayudantía, a las asistentes por el desafío que se proponían, esto de querer ser ñimikafe (zomo ñimikafe). Es un rol no menor y con muchas posibilidades por los tiempos que corren. Las/os ñimikafe no deben conformarse sólo con reproducir lo que en otro tiempo se ha hecho. Existe también la tarea de proponer nuevos horizontes, si nos entendemos el natural comportamiento evolutivo. Esto último no es nada nuevo; pero, es un conocimiento que la escuela chilena ha ido destruyendo, a pesar del discurso constructivista. (Una cosa es el discurso, otra es la acción).
  

Imagen: Participantes en el taller, hablando acerca de su tuwvh y su motivación.
Fotografía: Mabel.

Momento especial fue la entrega de un gvrewe (herramienta para presionar la trama al urdido) a las participantes. Parecía ceremonia de iniciación o algo así. Cada una de ellas habló de su motivación y dio a saber su procedencia. María (de Santiago) nos contó que durante mucho tiempo trató de ocultar su origen y que su esposo (no mapuche) la ayudó a reencontrase. Él estuvo presente. Justamente llegó esa mañana, algo preocupado por no ser bien recibido. Alejandra comentó que está casada con un hijo de mapuche y que quiere que su hija se identifique con ello, que a medida que vaya creciendo quiere aproximarla a su origen, que quiere ser ella quien le enseñe a tejer en el wixal (telar).

El gvrewe de reconocimiento fue un aporte de Fernando Raguileo y él mismo se los entregó. Días antes me preguntó: “¿Cuántas son?, quiero hacerles un regalo”.


Imagen: Entrega de gvrewe.
Fotografía: Erwin.


Imagen: Ellas.
Fotografía: Carina.



Imagen: Pa la foto, pareciendo un equipo.
Fotografía: Carina.

Luego continuó Guillermo que no hace mucho se incorporó a la familia, por eso de los amores que nos enriquecen tanto. Él interpretó un par de canciones modernas (con guitarra y en castellano). Siento una envidia sana cuando veo y escucho aquello.


Imagen: Guillermo.
Fotografía: Erwin.

Poco antes del cierre, recordé a algunos de nuestros mayores: a mis padres y a la tía Marta Quintupill que desde la primera versión del Mingako estuvo asistiendo. Ella vivía en Nueva Imperial y tiempo atrás lo había hecho en lo que ahora es Hualpen (antes parte de Talcahuano). Lo especial de ella era esa demostración de apego a su identidad. Solía llegar sola y recuerdo que en la primera ocasión (2007) comentó que ella andaba con su ropa tradicional, como preguntando si podía usarla… Dos primas mayores que estaban esa vez, rápidamente la llevaron hacia uno de los baños y medio detrás de nuestra miradas hicieron el cambio. Llovía en esa ocasión. En 2009 le pedí que cantara y lo hizo. Al parecer fue la primera vez que lo hizo en un contexto distinto al familiar. Se le vio emocionada y cumplió.


Imagen: 1º Mingako (2007)
Fotografía: Víctor Cifuentes.


Imagen: Homenaje a Anselmo Raguileo (1º Mingako, 2007)
Fotografía: Víctor Cifuentes.


Imagen: Almuerzo (3º Mingako, 2009)
Fotografía: Erwin.


Imagen: Marta Quintupill canta (3º Mingako, 2009)
Fotografía: Erwin


Imagen: Pablo Quintupill, Zoila Huilipan, yo y Marta Quintupill
3º Mingako, 2009.

Por eso, por su ausencia, decidí cantar una vez más eso de Fvxa kuyfi ñi mvlen[1], una antigua canción que cantaban nuestro mayores. De mi generación el único que lo hace soy yo; por eso, insisto para que los jóvenes de ahora la tomen y la conserven. También lo hice por mis padres (Juan y Carmela) y por mi tío Anselmo. 


Imagen: Yo.
Fotografía: Moli.


Imagen: Guillermina Quintupill y yo.
Fotografía: Andrea.

Finalizó el 7º Mingako Kultural con la participación de la tía Guillermina Quintupìll, que llegó sorpresivamente desde Concepción directo a nuestra casa para acompañarnos. ¡Qué situación más estimulante! El cansancio desaparece o desapareció, pues allí estaban en medio de la noche mojada mi tía y mis dos primos (Marcelo y Sonia) y Keli (la pareja de M.)… Ella explicó que no cantaría canciones de amor, porque consideraba que la ocasión era para otras… Entonces interpretó una que aprendió de su papá (Ignacio Quintupill) y que narra un hecho que le aconteció a él. Después siguió con un canto de machi que aprendiera de Tugeyman… El peñi, Patricio Melillanca tuvo el acierto de registrar el momento y subió el video a Youtube (http://www.youtube.com/watch?v=yZN2hoZJfHk&feature=youtu.be).

Ha transcurrido un mes exactamente desde aquellos días que comenzaron temprano y finalizaron casi al amanecer. Me quedan muchos aprendizajes. Me queda la sensación de estar comenzando aún. Se nos abren nuevos rumbos, nuevos desafíos. Hay que seguir…

En otra abordaremos los otros momentos del Mingako número 7 y que son muchos, no oficiales; pero significativos.





[1] Ver texto de la canción en este mismo blog. (Etiqueta: vl o canto tradicional)

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