viernes, 15 de marzo de 2013

Anselmo Raguileo 3



Imagen: En Temuco.

(Tercera parte)

II

Hijo de hablantes del mapuzugun, de familia que usaba el idioma materno en todas sus conversaciones, hijo de maci y nieto de maci, las primeras palabras balbuceadas por Anselmo Raguileo – sin duda – fueron en mapuzugun.

De su madre recordaba vagamente un velorio

“…donde había una mujer tendida en una mesa y que él usaba pañales.” (Ruby Raguileo)

Al parecer, su hermano Juan pudo ser el principal impulsor para que aprendiera el castellano y otros asuntos del mundo no mapuche, cuestión que profundizó en su paso por la Misión de Boroa, después en la Misión de Padre Las Casas, la Escuela Industrial de Temuco y finalmente la Escuela de Artes y Oficios en Santiago, en donde – durante el primer período – obtuvo en la asignatura de Castellano su peor calificación. Este hecho lo motivó a dedicar el mayor tiempo posible al aprendizaje de ese idioma, hasta conseguir hablarlo de modo eficiente, cuestión que observó la profesora Ingrid Villa Baier – muchos años después –, cuando le solicitó colaboración mientras preparaba su tesis de grado “para ver similitudes entre algunos morfemas y fonemas del Inglés con el Mapuzugun.” Agrega la profesora Villa que conoció a “Una persona muy sencilla, quien hablaba muy correctamente”. En nota biográfica, sin publicar, su hija Ruby comenta que “Esto lo recordaría años más tarde y lo llevaría a  reflexionar sobre el fuerte impacto que sufren los niños mapuche al ser instruidos en un idioma diferente al materno  y obligados a aprender sobre una cultura que menosprecia la propia”.

Se cuenta que su interés por iniciar estudios sobre el mapuzugun, con el propósito de llegar a una propuesta de alfabeto, se habría dado cuando ingresa al Instituto Pedagógico de la Universidad de Chile, en Santiago, como alumno académico en Lingüística General y de Gramática de la Lengua Española (1951). Todo esto después de haberse graduado como Técnico Químico en la Escuela de Artes y Oficios, y de haber cursado el primer año en la Escuela de Ingenieros Industriales.

En el Instituto Pedagógico conoce al académico Ambrosio Rabanales que lo motivó a dedicarse por completo a la tarea del alfabeto mapuche; y al mismo tiempo que estudia, comienza a trabajar como Encargado de Lengua y Cultura Araucana, Asesor Técnico de la Lengua y Cultura Mapuche y Profesor de la Lengua Mapuche, en la misma casa de estudios. De ese período datan los artículos “Los nombres de parentesco en la familia mapuche” y “Disquisiciones lingüísticas sobre algunos términos mapuches”, ambos publicados por el Boletín de Filología de la Universidad de Chile.

En 1956, el profesor Rabanales viaja a Alemania para realizar un doctorado. Ese hecho le resta el apoyo fundamental para continuar en su empeño, hasta el punto que deja la universidad, y con ello su trabajo en torno al mapuzugun.

Contrae matrimonio por segunda vez[1] (1956) y le nacen sus dos últimas hijas, Ruby y Mónica. Las exigencias de padre le hacen aceptar un trabajo como profesor de matemática, física y química, en el Liceo Municipal Mixto de La Cisterna (1957-1963). Intenta retomar sus estudios ingresando a la Universidad Técnica del Estado para estudiar Ingeniería Química, en 1959, los que debe abandonar por motivos económicos. Sin embargo, los conocimientos adquiridos le permiten emplearse como analista químico en FAMAE[2] (1964-1970).


Imagen 4: Árbol genealógico. Matrimonios y descendencia de Anselmo Raguileo Lincopil.

En 1970, Ferrocarriles del Estado le contrata como ingeniero químico, sin tener sus estudios finalizados, aunque al mismo tiempo retoma esa carrera, en la UTE[3]. Es elegido presidente del Sindicato de Ingenieros. Su inquietud por los asuntos sociales y políticos deviene de la década del 50, época en que toma contacto con el Partido Comunista e ingresa a esa organización.

En 1973, lo despiden de Ferrocarriles y se siente amenazado - como muchos - ante la persecución iniciada por la Dictadura. En la familia los asuntos no marchaban bien: su primera esposa había fallecido hacía tiempo y su único hijo varón padecía de epilepsia, en una época en que esa enfermedad era considerada no sólo invalidante sino también maldita.

Sin hogar, marginado por su enfermedad, angustiado ante la idea de perder a su padre, Anselmo hijo se suicida la noche del 20 de septiembre. Después de ese suceso trágico, y sin trabajo, Anselmo padre se emplea como obrero en una “industria de cadenas” y posteriormente se dedica – en forma independiente – a reparar todo tipo de artefactos eléctricos.

“Yo lo vi arreglando paraguas, arreglando máquinas de coser, televisores, refrigeradores… Se le rompe la úlcera, en 1976… en ese tiempo – 73 y 74 – las subvenciones se pagaban mal, tarde y nunca. Recuerdo haber pasado todo el año 74 en que mi mamá decía ‘no me pagaron este mes, me pagaron solamente esta parte” (Ruby Raguileo).

En 1977 le contratan como ayudante de su esposa, profesora de Castellano, que trabajaba en el mismo Liceo en que él lo había hecho anteriormente. La proximidad con un idioma lo hace repensar su viejo anhelo con respecto al mapuzugun y vuelve a ello.

En enero de 1980 viaja al sur, visita a algunos familiares y tiene noticias de CAPIDE. El antropólogo Bernardo Arroyo, fundador de esa ONG y pariente por parte de su esposa, viaja durante ese verano a Santiago y lo contacta para invitarlo a unírseles en un proyecto de Cultura e Idioma Mapuche. Anselmo Raguileo llega a Temuco - para quedarse - en marzo de ese año.

Así se inicia la última etapa y definitiva de ese largo proceso en que se forja el conocido Grafemario Raguileo.



[1] Su primer matrimonio con Porfiria Salinas fue en 1944, del que nacieron sus hijos María Isabel y Anselmo.
[2] Fábricas y Maestranzas del Ejército de Chile.
[3] UTE: Universidad Técnica del Estado. Hoy, USACH.

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