jueves, 25 de agosto de 2016

PENSAMIENTOS PEDAGÓGICOS


Ella – Gabriela Mistral – es una de mis favoritas, aunque tengamos diferencias enormes y fáciles de notar. Aunque también hay que entender las circunstancias históricas en la que vivió, el curriculum con que se formó y la influencia de la Iglesia Católica en su tierno corazón.

Lo que me gusta de ella es lo corajuda, eso de no hacerle el juego a la hipocresía de siempre, eso de no ir con pequeñeces, eso de querer saber y compartir… eso de ser crítica y propositiva. Eso de ser mujer en un mundo dominado por nosotros y… rebelarse, asumiendo las consecuencias, sin gimoteos de niña, si no con la voz enérgica de una mujer que sabe su valor.

Aquí les dejo algo que no es poesía. Son ideas de la señora Mistral. Lo triste es que sus observaciones y quejas están vigentes… Usted dirá…



PENSAMIENTOS PEDAGÓGICOS

Para las que enseñamos:

  1. Todo para la escuela; muy poco para nosotras mismas.

  1. Enseñar siempre: en el patio y en la calle como en la sala de clase. Enseñar con la actitud, el gesto y la palabra.

  1. Vivir las teorías hermosas. Vivir la bondad, la actividad y la honradez profesional.

  1. Amenizar la enseñanza con la hermosa palabra, con la anécdota oportuna, y la relación de cada conocimiento con la vida.

  1. Hacer innecesaria la vigilancia de la jefe. En aquella a quien no se vigila, se confía.

  1. Hacerse necesaria, volverse indispensable: esa es la manera de conseguir la estabilidad de un empleo.

  1. Empecemos, las que enseñamos, por no acudir a los medios espurios para ascender. La carta de recomendación, oficial o no oficial, casi siempre es la muleta para el que no camina bien.

  1. Si no realizamos la igualdad y la cultura dentro de la escuela, ¿dónde podrán exigirse estas cosas?

  1. La maestra que no lee tiene que ser mala maestra: ha rebajado su profesión al mecanismo de oficio, al no renovarse espiritualmente.

  1. Cada repetición de la orden de un jefe, por bondadosa que sea, es la amonestación y la constancia de una falta.

  1. Más puede enseñar un analfabeto que un ser sin honradez, sin equidad.

  1. Hay que merecer el empleo cada día. No bastan los aciertos ni la actividad ocasionales.

  1. Todos los vicios y la mezquindad de un pueblo son vicios de sus maestros.

  1. No hay aristocracia, dentro de un personal, que la aristocracia de la cultura, o sea de los capaces.

  1. Para corregir no hay que temer. El peor maestro es el maestro con miedo.

  1. Todo puede decirse; pero hay que dar con la forma. La más acre reprimenda puede hacerse sin deprimir ni envenenar un alma.

  1. la enseñanza de los niños es tal vez la forma más alta de buscar a Dios; pero es también la más terrible en el sentido de tremenda responsabilidad.

  1. Lo grotesco proporciona una alegría innoble. Hay que evitarlo con los niños.

  1. Hay que eliminar de las fiestas escolares todo lo chabacano.

  1. Es una vergüenza que hayan penetrado en la escuela el couplet[1] y la danza grotesca.

  1. La nobleza de la enseñanza comienza en la clase atenta y comprende el canto exaltador en sentido espiritual, la danza antigua – gracia y decoro –, la charla sin crueldad y el traje simple y correcto.

  1. Tan peligroso es que la maestra superficial charle con la alumna, como es hermoso que esté a su lado siempre la maestra que tiene algo que enseñar fuera de clase.

  1. Las parábolas de Jesús son el eterno modelo de enseñanza; usar la imagen, ser sencilla y dar bajo apariencia simple el pensamiento más hondo.

  1. Es un vacío intolerable el de la instrucción que antes de dar conocimientos, no enseña métodos para estudiar.

  1. Como todo no es posible retenerlo, hay que hacer que la alumna seleccione y sepa distinguir entre la médula de un trozo y el detalle útil pero no indispensable.

  1. Como los niños no son mercancías, es vergonzoso regatear el tiempo en la escuela. Nos mandan instruir por horas, y educar siempre. Luego, pertenecemos a la escuela en todo momento que ella nos necesite.

  1. El amor a las niñas enseña más caminos a la que enseña la pedagogía.

  1. Estudiamos sin amor y aplicamos sin amor las máximas y aforismos de Pestalozzi y Froebel, esas almas tan tiernas, y por eso no alcanzamos lo que alcanzaron ellos.

  1. No es nocivo comentar la vida con las alumnas, cuando el comentario critica sin emponzoñar, alaba sin pasión y tiene intención edificadora.

  1. La vanidad es el peor vicio de una maestra, porque la que se cree perfecta se ha cerrado, en verdad, todos los caminos hacia la perfección.

  1. Nada es más difícil que medir en una clase hasta donde llegan la amenidad y la alegría y dónde comienza la charlatanería y el desorden.

  1. En el progreso o el desprestigio todos tenemos parte.

  1. ¿Cuántas almas ha envenenado o ha dejado confusas o empequeñecidas para siempre una maestra durante su vida?

  1. Los dedos del modelador deben ser a la vez firmes, suaves y amorosos.

  1. Todo esfuerzo que no es sostenido se pierde.

  1. La maestra que no respeta su mismo horario y lo altera para su comodidad personal, enseña con eso el desorden y la falta de seriedad.

  1. La escuela no puede tolerar las modas sin decencia.

  1. El deber más elemental de la mujer que enseña es el decoro en su vestido. Tan vergonzosa como la falta de aseo es la falta de seriedad en su exterior.

  1. No hay sobre el mundo tan bello como la conquista de almas.

  1. Existen dulzuras que no son sino debilidades.

  1. El buen sembrador siembra cantando.

  1. Toda lección es susceptible de belleza.

  1. Es preciso no considerar la escuela como la casa de una, sino de todas.

  1. Hay derecho a la crítica, pero después de haber hecho con éxito lo que se critica.

  1. Todo mérito se salva. La humanidad no está hecha de ciegos y ninguna injusticia persiste.

  1. Nada más triste que el que la alumna compruebe que su clase equivale a su texto.

Revista de Educación, Año II, Nº 1.
Santiago, marzo de 1923.

En: Mistral, Gabriela (1979) Magisterio y niño. Selección de Roque Esteban Scarpa. Editorial Andrés Bello. Santiago de Chile.



[1] Couplet, galicismo. Suele decirse “cuplé”; equivale a tonadilla.

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